lunes, 5 de julio de 2010

Innovación, Cambio y Estrategia: Tres elementos claves para potenciar la función de seguridad de la información

Durante estos días de múltiples noticias sobre balances de mitad de año, de revelación de indicadores de gestión, surgen muchas inquietudes sobre qué deben hacer las organizaciones para lograr lo que se han propuesto para este periodo de 365 días. En este sentido, luego de revisar tres libros, uno sobre innovación, otro sobre el cambio y un tercero sobre estrategia, se advierte con claridad que son estas tres palabras las que deben marcar el paso de todos aquellos que se atreven a hacer sus sueños realidad y que han decidido dejar una huella profunda en el mundo.

En este contexto, los responsables de la seguridad deberán hacer lo propio, pues la magia de la inseguridad de la información, como maestra de aquellos, nos recuerda a cada instante que debemos caminar por la ruta del desaprender, como requisito de la estrategia, la base para el cambio y la fuente de la innovación. Cada vez que nos enfrentemos al reto de la inseguridad, son los tres elementos antes mencionados los que deben animar nuestra reflexión para avanzar y desafiar los movimientos de nuestra maestra.

La innovación en seguridad de la información supone una mente creativa, que constantemente se pregunta el porqué de las cosas, nunca está satisfecha con las explicaciones de los proveedores y demanda de ellos, formas diferentes de enfrentar los retos de la inseguridad. De igual forma, busca de manera constante combinar dominios y fuentes de análisis, como la incorporación de prácticas de otras disciplinas como el derecho, la seguridad física, las matemáticas, las ciencias sociales, entre otras, pues sabe que allí encontrará elementos que le permitirán ver mejor o replantear el reto mismo de las fallas de seguridad. (Adaptado de: PONTI 2010, pág. 72 y 73)

Cuando somos capaces de innovar, de retirar nuestras propias autorestricciones y lanzarnos a experimentar las consecuencias de este acto, es posible liberar la energía potencial de ideas y acciones que la seguridad requiere para enfrentar a la inseguridad. Esta connotación, exige de los diseños organizacionales de la función de seguridad espacios seguros para pensar diferente y traducir en la práctica, empoderamiento de los profesionales del área y sobre manera mucha alineación con los objetivos de negocio, para que el impacto de lo que se proponga maximice su competitividad y la fuerza de la función de seguridad.

De otro lado, el innovar supone un cambio. Un cambio que debe estar apalancado en una movilización de esfuerzos alrededor de una visión compartida, que permita a la creatividad, encontrar terreno fértil para que sus semillas germinen. Mientras el responsable de la seguridad no sea el abono natural para pensar de manera diferente la seguridad de la información, ésta no estará en la zona de impacto que la organización necesita para ser diferente y hacer de sus procesos de negocio una zona confiable para gerencia y sus grupos de interés.

Cambiar, deja de ser un proceso de las organizaciones, para convertirse en una necesidad permanente de las mismas. El cambio generalmente se indica cuando se desarrolla una crisis, un momento de verdad. En seguridad de la información el cambio es una crisis permanente, gracias a que la inseguridad todo el tiempo está generando nuevas formas de hacernos ver que tenemos mucho que aprender. Así las cosas, el cambio en la función de seguridad de la información es una exigencia permanente que evita a toda costa la zona de confort para los profesionales del área y la tentación de “la falsa sensación de seguridad”.

Consolidar a la seguridad de la información como una ventaja competitiva de la organización, como un activo negocio que hace la diferencia, exige hacer de la práctica de seguridad un referente interno en la forma como comprendemos los riesgos de la información en los flujos de negocio, del conocimiento propio de nuestras limitaciones y de la habilidad para hablar el lenguaje de la dirección. Si esta consideración se inscribe en los planes de desarrollo de las áreas de seguridad de las empresas, otro será el futuro de los Chief Information Security Officers, pues no estarán buscando razones para justificar la importancia de la seguridad en los negocios, sino haciendo parte de la búsqueda de nuevos horizontes y escenarios de crecimiento de las corporaciones.

Pensar de manera estratégica, requiere tener una visión intuitiva e irreverente de lo que vemos y queremos de nuestro futuro. Bien se dice que planear, es lanzarnos a experimentar las corrientes inesperadas y propias de los vientos en las alturas como lo hacen las aves, pues de la misma forma en seguridad se exige que busquemos fuera del statu quo opciones y alternativas para disparar las rentabilidades de los negocios. La seguridad de la información más allá de un servicio, debe transformarse en una realidad de las expresiones y declaraciones de las juntas directivas, que vean en esta función un proceso de madurez organizacional, que crea estándares de industria que diferencia y posicionan a la organización más allá de sus propuestas de negocio.

Hablar de innovación, cambio y estrategia en seguridad de la información es declarar que estamos dispuestos a dar la batalla permanente y efectiva a la inseguridad de la información, que estamos atentos y alertas para conocer y confrontar las consecuencias de lecciones de las fallas, errores y vulnerabilidades de la tecnología y sobremanera, que nuestra decisión para alcanzar la madurez y evolución en el gobierno de la seguridad de la información, estará soportada en la visión estratégica, sistémica y de futuro que la organización quiere alcanzar.

Referencias
PONTI, F. (2010) Los siete movimientos de la innovación. Editorial Norma
HARVARD BUSINESS (2009) Surviving Change. A manager’s guide. Harvard Business Press.
HAX, A. (2010) The Delta model. Reinventing your business strategy. Springer Verlag

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