Recientemente revisando el libro de Chris Lowney, denominado “Vivir Heroicamente” se identifica una frase que claramente describe una estrategia para comprender la dinámica de la seguridad de la información en los últimos diez años: “Albert Einstein observaba que nuestra era podía describirse acertadamente como una en la que hay "perfección de medios" y una "confusión de fines”.
Durante esta primera década del siglo XXI los encargados de la seguridad de la información han confundido los fines de la seguridad con los medios para alcanzarla. Prueba de ello, es la preponderancia que ha tenido la tecnología sobre las personas y los procesos organizacionales. Si bien, se ha observado claramente iniciativas que privilegian la formación de individuos en los temas de seguridad de la información, la magia de las tecnologías de seguridad de la información ha ocupado a la industria, particularmente en el aseguramiento de los perímetros tecnológicos de las empresas, ahora más porosos que antes.
En este sentido, se observa un amplio perfeccionamiento de las tecnologías, haciéndose más sensibles y afinadas con los cambios dinámicos del ambiente y con mayores índices de efectividad frente a las nuevas amenazas y fallas. Sin embargo, el fin último del aseguramiento de la información nos se percibe, ni se avizora como se quisiera tanto en las organizaciones como en las personas.
Las empresas al transformar los medios (las tecnologías de seguridad) en los fines de la estrategia de seguridad de la información, confunden y desdibujan los esfuerzos sistémicos para comprender la inseguridad de la información en la dinámica de la empresa, privilegiando las fallas de seguridad de las máquinas, perdiendo el horizonte de experiencias y expectativas de las acciones y hábitos cotidianos de las personas.
Al privilegiar los medios sobre los fines, la inseguridad se apodera de la arrogancia del analista de seguridad para demostrarle que sus “fierros tecnológicos” sólo representan una parte de su ecuación y que tarde o temprano deberá reconocer que no ha visto el bosque y que los solos árboles no tienen la respuesta al desafío del aseguramiento de la información.
Cuando el analista de seguridad entiende que el fin último es el aseguramiento de la información en la realidad de la persona (como prácticas) y procesos de negocio de las empresas (sistemas de gestión y control), la inseguridad advierte la activación de la inteligencia estratégica que se inicia para desentrañarla de los diversos escondites, de sus diferentes máscaras y disfraces, que si bien no logrará conocerlos todos, si tendrá las bases o patrones para continuar avanzando en el reconocimiento de ésta.
Cuando los responsables de la seguridad de la información se concentran apasionadamente en los fines de la protección de la información, se activa la destrucción creativa que desequilibra a la inseguridad; se reinventan de manera continua la seguridad y se desvanece la “falsa sensación de confianza” que ocupa a los conformes y tradicionalistas de la seguridad, que entienden ésta como medio y no como fin.
Si queremos alcanzar un resultado evidente en la gestión de la inseguridad de la información, debemos entender la brecha entre nuestra realidad y la visión deseada, para construir de esta forma, una ruta de medios ajustados con la exigencia de la inevitabilidad de la falla y la pasión por un fin, que no es otra cosa que “sobreponernos a nosotros mismos, levantar a quienes nos rodean y potenciar nuestros talentos y dones” y así poder responder con oportunidad, cuando nuestra maestra “la inseguridad” nos presente una nueva lección.
Referencias
LOWNEY, C. (2010) Vivir heroicamente. Ed. Norma.
Durante esta primera década del siglo XXI los encargados de la seguridad de la información han confundido los fines de la seguridad con los medios para alcanzarla. Prueba de ello, es la preponderancia que ha tenido la tecnología sobre las personas y los procesos organizacionales. Si bien, se ha observado claramente iniciativas que privilegian la formación de individuos en los temas de seguridad de la información, la magia de las tecnologías de seguridad de la información ha ocupado a la industria, particularmente en el aseguramiento de los perímetros tecnológicos de las empresas, ahora más porosos que antes.
En este sentido, se observa un amplio perfeccionamiento de las tecnologías, haciéndose más sensibles y afinadas con los cambios dinámicos del ambiente y con mayores índices de efectividad frente a las nuevas amenazas y fallas. Sin embargo, el fin último del aseguramiento de la información nos se percibe, ni se avizora como se quisiera tanto en las organizaciones como en las personas.
Las empresas al transformar los medios (las tecnologías de seguridad) en los fines de la estrategia de seguridad de la información, confunden y desdibujan los esfuerzos sistémicos para comprender la inseguridad de la información en la dinámica de la empresa, privilegiando las fallas de seguridad de las máquinas, perdiendo el horizonte de experiencias y expectativas de las acciones y hábitos cotidianos de las personas.
Al privilegiar los medios sobre los fines, la inseguridad se apodera de la arrogancia del analista de seguridad para demostrarle que sus “fierros tecnológicos” sólo representan una parte de su ecuación y que tarde o temprano deberá reconocer que no ha visto el bosque y que los solos árboles no tienen la respuesta al desafío del aseguramiento de la información.
Cuando el analista de seguridad entiende que el fin último es el aseguramiento de la información en la realidad de la persona (como prácticas) y procesos de negocio de las empresas (sistemas de gestión y control), la inseguridad advierte la activación de la inteligencia estratégica que se inicia para desentrañarla de los diversos escondites, de sus diferentes máscaras y disfraces, que si bien no logrará conocerlos todos, si tendrá las bases o patrones para continuar avanzando en el reconocimiento de ésta.
Cuando los responsables de la seguridad de la información se concentran apasionadamente en los fines de la protección de la información, se activa la destrucción creativa que desequilibra a la inseguridad; se reinventan de manera continua la seguridad y se desvanece la “falsa sensación de confianza” que ocupa a los conformes y tradicionalistas de la seguridad, que entienden ésta como medio y no como fin.
Si queremos alcanzar un resultado evidente en la gestión de la inseguridad de la información, debemos entender la brecha entre nuestra realidad y la visión deseada, para construir de esta forma, una ruta de medios ajustados con la exigencia de la inevitabilidad de la falla y la pasión por un fin, que no es otra cosa que “sobreponernos a nosotros mismos, levantar a quienes nos rodean y potenciar nuestros talentos y dones” y así poder responder con oportunidad, cuando nuestra maestra “la inseguridad” nos presente una nueva lección.
Referencias
LOWNEY, C. (2010) Vivir heroicamente. Ed. Norma.
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