Según muchos analistas se viene desarrollando un movimiento en medio de las tensiones mundiales, que advierte nuevos cambios trascendentales en la manera como se mantiene el orden mundial. Un orden generalmente dominado por el poder económico, político y capacidad militar bélica, que posiblemente pronto va a cambiar. Este pronóstico, tiene su base en los eventos que hemos podido verificar en los últimos años, como son ataques informáticos focalizados efectuados por países como China a los Estados Unidos (SEGAL, A. 2012), buscando particularmente activos valiosos de propiedad intelectual y secretos militares estratégicos.
Esta tendencia, que cada vez toma más relevancia y atención por parte de los gobiernos, claramente es una sorpresa predecible, es decir aquellas situaciones que “… cuando se advierten amenazas emergentes, las cuales están sustentadas en información procesada y analizada, basada en los objetivos y tendencias verificadas, y éstas no corresponden al modelo de creencias y valores del que toma decisiones, sencillamente son ignoradas.” (CANO, J. 2008).
En este sentido, mientras los analistas más se esfuerzan por entender el fenómeno en el contexto digital y de las redes sociales, menos capacidad tendrán de advertir condiciones críticas de eventos aún más sofisticados y menos tangibles que generen un escenario diferente de análisis que permita un margen de anticipación de las naciones o empresas frente a aquello que es inesperado. Esto es, como afirma Taleb (pág.107), “… una serie de hechos corroborativos no constituye necesariamente una prueba. …”. Por tanto, cuando de advertir eventos o situaciones que aún no ocurren, los pronósticos de los analistas, poco podrán ayudarnos, dado que si bien cuentan con información suficiente, sus modelos no podrán incluir las condiciones borde que están presentes cuando de entender los flujos de información en internet se trata.
Como consecuencia de lo anterior, hablar de una ciber guerra o que estamos en la primera ciberguerra del segundo milenio, no es necesariamente una predicción o afirmación innovadora, toda vez que muchos estados han incluido esta posibilidad dentro de sus modelos de escenarios de crisis probables, los cuales responden al análisis de información cierta y verificable que les permite anticipar una condición como la mencionada. (LIBICKI, M. 2009) Sin embargo, fuera de este contexto, existen otras múltiples variables que en este momento pueden estar aisladas o no monitoreadas y que cuando menos lo esperemos, tendremos una nueva visión del mundo que conocemos y que puede no necesariamente estar articulada con tecnología.
Mientras estos eventos ocurren, nuestra visión de la seguridad de la información deberá mantenerse en las “aguas profundas de la incertidumbre”, concentrados en la inevitabilidad de la falla, allí donde no importan las probabilidades, sino las posibilidades, el escenario ideal para el analista del seguridad, que renunciando a la zona de confort que le imponen los reportes conocidos, persevera para renovar sus lentes con los cuales “entiende su realidad”.
Así las cosas, como pregunta Taleb, “… ¿cómo podemos conocer el futuro teniendo en cuenta nuestro conocimiento del pasado: o de forma más general, cómo podemos entender las propiedades de lo desconocido (infinito) basándonos en lo conocido (finito)? …” Para encontrar respuesta a este interrogante, el concepto de seguridad de la información no nos permite ahondar con profundidad en la respuesta, pues su capacidad para generar variedad y entender el sistema, es tan limitado como lo que hasta hoy conocemos de la misma. Mientras, pensando por su dual, es decir la inseguridad de la información, podemos encontrar un mundo de posibilidades tan infinito como lo desconocido, pues en últimas, los dos conceptos comparten la sabiduría de la incertidumbre y la inteligencia de lo inesperado.
En razón con lo anterior, hablar de una vocación para ver los nuevos retos de la seguridad de la información, es recabar en propuestas novedosas y provocadoras que nos invitan a escribir en el margen de las hojas, en los “espacios en blanco” de la dinámica de las empresas y descubrir que la realidad es una expresión permanente de eventos no lineales. Así las cosas, Johnson y Taleb nos presentan conceptos alternos para enfrentar la inercia de la realidad y superar nuestras propias reflexiones.
Mientras los “espacios en blanco”, según Mark Johnson, autor del libro Seizing the White space. Business model innovation for growth and renewal, son “el rango de posible actividades que no están definidas o dirigidas por el modelo de negocio actual de la empresa, es decir, las oportunidades fuera de su función de negocio y más allá de sus capacidades actuales, que requieren un modelo de negocio diferente para capitalizarlas”, los “cisnes negros” anota Nassim Nicholas Taleb, en su libro “El Cisne Negro”, es “un suceso que se caracteriza por tener tres atributos: primero es una rareza, pues habita fuera del reino de las expectativas normales, segundo, produce un impacto tremendo y tercero, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones de su existencia después del hecho, con lo que se hace explicable y predecible.”
Revisando ambos conceptos, cada autor nos invita a mantenernos atentos a los cambios que ocurren a nuestro alrededor. Nuestro conocimiento del mundo, no puede ser estático y sometido a las reglas de la gravedad de lo aprendido, sino despertar nuestros instintos y sentido del olfato, para poder descubrir aquello que se escribe con letras torcidas, en medio de la cotidianidad con letra imprenta. Mientras la gravedad de la seguridad nos empuja a niveles de certeza conocido, el impulso de la inseguridad nos revela en la sabiduría del error, nuevas formas de aprendizaje.
Si tratáramos de encontrar una vista unificada de los “cisnes negros” y los “espacios en blanco”, podríamos decir, parafraseando a Taleb, que es una búsqueda permanente de no sobreestimar lo que sabemos ni infravalorar la incertidumbre, lo que nos permite mantener una variedad de estados inciertos, movilizando nuestro pensamiento hace el espacio de lo desconocido. Declaración que leída en clave de inseguridad de la información, es una invitación a pensar en los efectos de borde, en las condiciones extremas y en la inevitabilidad de la falla, para encontrar a diario nuevas formas de cuestionar los supuestos de la seguridad y confianza en las organizaciones.
Si bien no podemos vivir o mantener un contexto de confiabilidad de las prácticas de seguridad de la información de una organización sin un mínimo de paranoia bien administrado, tampoco podemos confiar en los “antecedentes que siguen las mismas consecuencias” como afirma Taleb, pues al igual que la incertidumbre, la inseguridad sigue patrones asimétricos de comportamientos, que en el lugar menos esperado, en la relación aún menos indicada, es capaz de elevar nuestra capacidad de atención y proponernos una nueva lección, una condición natural que nos permite saber que no todos los cisnes son blancos.
Referencias
JOHNSON, M. (2010) Seizing the White space. Business model innovation for growth and renewal. Harvard Business School Press.
TALEB, N. N. (2011) El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable. Editorial Paidos. 8 reimpresión.
LIBICKI, M. (2009) Cyberdeterrence and cyberwar. Rand Corporation. Disponible en: http://www.rand.org/pubs/monographs/2009/RAND_MG877.pdf
CANO, J. (2008) Cibercrimen y ciberterrorismo. Dos amenazas emergentes. ISACA Journal. Vol. 6. Disponible en: http://www.isaca.org/Journal/Past-Issues/2008/Volume-6/Pages/JOnline-Cibercrimen-y-Ciberterrorismo-Dos-Amenazas-Emergentes.aspx
SEGAL, A. (2012) Chinese computer games. Foreign affairs. Marzo/Abril. Disponible en: http://www.foreignaffairs.com/articles/137244/adam-segal/chinese-computer-games?page=show (requiere suscripción)
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