Con frecuencia se anota que la vida se hace más libre y plena cuando se comparte, cuando se nutre de las realidades de los otros y capitalizamos las lecciones aprendidas que nos permiten ver “por fuera de la caja”. Compartir es un ejercicio de generosidad interior que se traduce en una afinidad trascendente que encuentra en el otro, su mejor destinatario y mejor excusa para construir.
Cuando se comparte, las personas experimentan la plenitud de donarse a sí misma, como esa ofrenda personal que hace de aquello que se entrega, una expresión íntima de su querer y propio ser.
Compartir en la vida cotidiana, sabiendo la volubilidad de los seres humanos, previene al hombre sobre sus impactos y riesgos, sobre la forma como será utilizada, y lo que es más importante, sobre la manera como ésta podrá ser “manejada” para producir y recrear los intereses de terceros, incluso por encima de los propios.
Bien se anota en la literatura, que una cosa es nuestra huella digital y otra nuestra sombra digital en internet; mientras la primera se traduce en los rastros que dejamos al navegar por los sitios web alojados en los servidores de la red y la otra, lo que la información allí publicada, dice o revela sobre nosotros.
En este contexto, la información que manejamos a diario requiere ser analizada frente a los riesgos propios de su tratamiento en los procesos de la empresa y las personas, para evitar que “terceros” sin autorización o personas con intenciones desconocidas, puedan invadir los terrenos propios de la esfera personalísima de éstas y poner en peligro la viabilidad de las mismas en un contexto de cambios y dinámica internacional.
Con esto no queremos indicar que exista una extraña motivación o deseos ocultos de personas u organizaciones frente a la información personal o empresarial, que genere “delirios” de persecución y permanente zozobra e inquietud en las organizaciones e individuos, sino más bien plantear una reflexión propositiva que permita ubicar a la información como ese elemento estratégico que hace la diferencia en el mundo personal y empresarial, cuando se trata de encontrar nuevas razones para escribir derecho con letras cursivas.
De acuerdo con Foster (2012) existe un espectro de análisis entre el compartir y el proteger que nos permite entender mejor las tensiones propias de estas dos distinciones. Para ello define ocho variables complementarias entre sí que nos revelan motivaciones y declaraciones que son claves para avanzar en el estudio del balance requerido de las dos vistas sobre la información. Ellas son: ley, requerido por la industria, minimizar pérdidas, revelación de vulnerabilidades, expectativas públicas, valor financiero, reputación y recomendación de la industria.
Cuando el movilizador del tema son las regulaciones o leyes, comenta Foster, se tiene que “la información es protegida internamente pues existen normas o estatutos que dictan un mandato sobre el aseguramiento de su confidencialidad”, cuyo incumplimiento genera impactos negativos, bien de carácter sancionatorio interno con repercusiones externas, o exclusiones definitivas en ciertos sectores de negocio.
Del mismo modo, cuando el tema se apalanca en aquello requerido por la industria, “la información se protege dado que es una práctica estándar en la industria, lo cual implica prácticas de aseguramiento”. Esto significa, que para estar un sector particular, son criterios de ingreso y aceptación, la acreditación de prácticas en tratamiento de la información como base de la relación de confianza entre sus miembros.
Así mismo, si lo que moviliza el adecuado tratamiento de la información es minimizar las pérdidas, la declaración se articula como “la información se protege limitando el acceso de las personas a la misma, para prevenir su pérdida hacia el exterior”. Esta declaración, busca asegura las responsabilidades de los participantes sobre la información y prevenir fugas y/o pérdidas de información intencionales y no intencionales.
De otra parte, cuando hablamos de revelación de vulnerabilidad, el autor expresa: “la información se protege, pues es viable descubrir fallas que pueden ser explotadas por terceros y alcanzar elementos valiosos de la empresa o la información”. Esta expresión nos muestra la sensibilidad del manejo de las debilidades de seguridad y control, las cuales, si no observan un tratamiento adecuado, pueden causar detrimento y/o compromiso del nivel de confianza en sus grupos de interés.
Si el movilizador son las expectativas públicas, el tratamiento de la información, estará articulado con la confianza que los terceros tienen del aseguramiento de su confidencialidad frente al acceso por parte de la organización o personas autorizadas. La confianza es el valor fundamental sobre la cual descansa la promesa empresarial del acceso a la información personal y corporativa.
Por otro lado, si la información requiere se protegida por el valor que representa, esto es que pueden ser aprovechada para alcanzar ganancias económicas, estamos hablando de la protección del conocimiento inherente a la información y lo que ello significa en términos financieros. Esto es, cómo las empresas aseguran aquellos elementos sensibles que marcan la diferencia en su sector y generan diferenciación del valor frente a sus competidores.
No hay duda que la reputación es un factor clave que protege el adecuado tratamiento de la información. En este sentido, la información revestida de su valor estratégico, debe ser asegurada para minimizar los impactos de una eventual fuga de información, que afecte su imagen, genere sanciones legales, perdidas de clientes o posición privilegiada en su ámbito de negocio.
Finalmente y no menos importante, la información debe ser protegida atendiendo las recomendaciones que la industria establece para mantener un nivel de aseguramiento que permitan una relación homogénea para sintonizar los deseos de compartir y la necesidad de proteger aquello que se declara valioso para ambas partes.
En conclusión, podemos afirmar que cualquiera de estas variables establece una forma concreta de elevar la discusión de la protección de la información, del ámbito puramente técnico de operación, a los impactos y efectos que se advierten en la organización, que bien marcan las consecuencias a las cuales eventualmente la organización estará expuesta y la forma de llamar la atención y hacer parte de agenda de alta gerencia.
Gartner advierte en un
reciente estudio publicado por uno de sus analistas en abril de 2012, que la
información y la tecnología serán usadas de manera agresiva por los líderes de
negocio e individuos para repensar los parámetros actuales de los modelos de
negocio y generar una ambiciosa colaboración entre las personas, para crear
conceptos más allá de lo que el mundo real nos puede ofrecer.
En este escenario, no es
posible detener el uso de tecnologías móviles, los servicios de información
instantánea ni la natural progresión de las empresas hacia estrategia en la
nube, pero si identificar de manera selectiva aquella información y áreas
claves de las empresas en las cuales, luego de un ejercicio consciente y
estructural basado en riesgos e impactos, se requiere balancear la necesidad de
protección con la exigencia de compartir.
La tensión entre los
conceptos se presenta siempre que se contraponen las necesidades corporativas
de visibilidad y presencia en internet, con las exigencias de los mercados y
las prácticas de industria frente a la información, que articulan en sí mismas
dos condiciones relevantes para empresas del siglo XXI, la transparencia y la
rendición de cuentas, con la protección del valor y la generación de ventajas
competitivas con el uso de la información.
Bien anotan los especialistas
en estrategia que todo aquello que hoy ha sido exitoso y relevante para el
logro de los objetivos empresariales, mañana terminará indefectiblemente
convertido en un “commodity”, algo que puede ser claramente copiado y superado,
y que en corto plazo, no será un diferenciador empresarial, sino algo que se
requiere para competir.
En este contexto, las
reflexiones sobre la tensión entre el compartir y proteger adquieren una
dimensión particularmente estratégica, pues en el ejercicio de conocer aquello
que resulta importante para la estrategia empresarial y la rendición de cuentas
a terceros, la información juega un papel relevante que explica el papel de la
organización en la dinámica del tejido empresarial.
Así las cosas, las tensiones
aumentan cuando los mercados demandan negocios innovadores y quebrantamiento de
reglas, los cuales necesariamente implican análisis de información de grandes
datos, inteligencia de negocios y analítica especializada, que claramente
genera conocimiento y condiciones novedosas que articulan una nueva forma de
intervenir el entorno, posiblemente cambiándolo. Por lo tanto, la esencia del
compartir estará mediada por la idea del proteger, pues la supervivencia de la
empresa, juega un papel relevante ante el desarrollo de una posición estratégica
privilegiada de la organización.
Ahora bien, en un mundo
dominado por la información y la necesidad de anticipación a los eventos
futuros, es natural que los ciudadanos conozcan la realidad de la empresa
frente a sus retos venideros; es decir, que las organizaciones ejerzan su
gobierno corporativo haciendo transparentes sus procederes y resultados frente
a sus grupos de interés. En razón con lo anterior, se exacerba la necesidad de
compartir y revelar información frente a la de proteger y restringir, toda vez
que las bondades del ejercicio de gobierno generan confianza inversionista y un
ambiente propicio integrar los impactos sociales y las exigencias corporativas.
Por consiguiente, cuando la
motivación de transparencia se haga más evidente y requerida por los grupos de
interés, la esencia del proteger estará mediada por la de compartir, esto es,
la información deberá ser revelada conforme a los acuerdos establecidos con las
comunidades, sin mancillar la protección de la reputación corporativa, que si
bien se verá enaltecida con la rendición de cuentas, deberá ser asistida con la
reserva de la información relevante para proteger su viabilidad en el futuro.
Así las cosas, resolver la
tensiones entre el proteger y compartir, será un ejercicio de tensión creativa
que lleve a las organizaciones a encontrar el justo medio de los griegos, que
descubra la virtud que cumpla con la necesidad de ejercitar el gobierno
empresarial y su responsabilidad con sus grupos de interés y la legítima
defensa de sus intimidades estratégicas y de negocio para mantener su rumbo en
el cumplimiento de sus metas grandes y ambiciosas.
Referencias
FOSTER, C. (2012) Sharing o controlling? Examining the decision to segregate
information within the organization. ISACA Journal.
Vol.2
MAHONEY, J., MORELLO, D. y ROBERTS, J. (2012) Exploring the future:
Everyone’s IT. Gartner Research.
No hay comentarios:
Publicar un comentario