Introducción
Vivimos en un mundo en constante
movimiento, en un escenario donde confluyen tres generaciones: los herederos de
los años 60s, los hijos de los 70s y los nuevos actores de los 80s. Tres vistas
diferentes de la vida, del trabajo y del mundo, y con algunas similitudes que
pueden resultar contradictorias frente a algunas situaciones.
En el contexto de una sociedad
informatizada, donde la información se convierte en el nuevo “petróleo” que
alimenta el motor empresarial, se hace necesario establecer acciones que
custodien y orienten a todos aquellos que quieran tener acceso a los datos
personales, como quiera que ellos definen un sello y marca distintiva que cada
individuo es responsable por administrar y asegurar.
Así las cosas, el flujo de la
información entre individuos, es una constante que está marcada por el tipo de
información que se trata, el tono que se maneja en la conversación, las
necesidades que se comparten, el deseo de conocer más al otro y en general, una
ventana de oportunidad que se abre para descubrir los gustos, deseos y
expectativas de las personas frente a tendencias, cambios o formas que ellas
desarrollan a lo largo de la vida.
En este sentido, la privacidad de
la información juega un papel definitivo, como quiera que el compartir
información a través de medios electrónicos establece un paradigma distinto
para cada generación y abre diferentes escenarios de análisis que ilustran las
diferentes posturas que pueden aparecer.
Para ello este documento consulta los
resultados de las investigaciones realizadas por Patil y Kobsa (2005) como
excusa para efectuar un análisis empírico de perfiles frente a la privacidad,
que ilustra cómo pueden actuar diferentes actores según los factores expuestos
por los investigadores mencionados.
Cuatro factores claves que afectan la privacidad
De acuerdo con Patil y Kobsa
(2005) cuatro son los factores que contribuyen para motivar la privacidad en
las conversaciones electrónicas: sensibilidad
del contenido, disposición personal
hacia la privacidad, entendimiento de
la tecnología y el potencial
persistente de las conversaciones.
Figura 1. Factores que afectan la
privacidad en las conversaciones electrónicas (Elaboración propia basada en
Patil y Kobsa (2005)
La sensibilidad del contenido
nos habla del acuerdo efectuado entre los participantes de la conversión sobre
qué tan sensitivo es o no la información que fluye en el diálogo. A mayor nivel
de conversaciones clasificadas como sensibles, mayor exigencia de privacidad se
demanda de sus participantes. En este contexto, el tenor de los contenidos que
se intercambien generará condiciones para que la protección de la información
se demande como algo requerido y cuyos contenidos deben ser reservados y
respetados por todos aquellos que lo conocen.
Complementario con lo anterior,
se genera una disposición inherente en cada persona hacia la privacidad
de lo conversado. Esto es, un “silencio de oficio” que surge de los diálogos y
que ha sido acordado entre los que usan el medio de comunicación y participan con
sus comentarios. Esta moción interior de los participantes, está conectada con
los compromisos y expectativas de reserva de la información, como quiera que se
ha sellado entre ellos un acuerdo explícito y tácito al mismo tiempo con los otros:
explícito, en cuanto las información compartida y tácito en la relación y
vínculos que se crean.
Un elemento más que influye en la
privacidad es el conocimiento tecnológico, bien si se es ignorante
frente a la temática, no comprende correctamente su funcionamiento o sabe y la
utiliza de forma adecuada. Los que son ignorantes de la tecnología son
proclives a compartir sin conocer los impactos, los que no comprenden
correctamente su forma de operar, pueden ser víctimas de la falsa sensación de
seguridad, mientras los que saben y la usan de manera correcta, son más
precavidos frente a sus actividades y conscientes de las posibilidades y
limitaciones de las tecnologías.
El potencial persistente de
las conversaciones, es decir la permanencia de los diálogos realizados o su
almacenamiento para posterior consulta, es otro elemento clave al revisar la
temática de la privacidad en conversaciones electrónicas. Cuanto mayor sea la
persistencia de la conversación mayor será la necesidad de protección de las
reflexiones realizadas, siempre y cuando la sensibilidad acordada demando
adecuados mecanismos de acceso y uso.
Estos cuatro factores, responden a
una convergencia de comportamientos que se sintonizan y solidarizan en una red
de conversaciones y acuerdos, que al final custodian la información compartida,
las expectativas reveladas y los datos comentados. La percepción de control se
vuelve tan fuerte como la exigencia de privacidad, así como la motivación para
mantener fuera del dominio público la información que con generosidad se ha
compartido para fortalecer o desarrollar conversaciones explícitas o vínculos tácitos.
Cuatro perfiles frente a la privacidad
El siguiente cuadro sugiere
cuatro perfiles de personas sobre la gestión de la privacidad de la información
que comparten a través de medios electrónicos, basado en los factores del
estudio previamente comentado.
Tabla
1 – Perfiles de las personas frente a la privacidad (Elaboración propia)
Las personas cuyos cuatro
factores están calificados como bajo, serán afectados por terceros
inescrupulosos que afecten y violen sus expectativas de privacidad, como quiera
que sus conocimientos y sensibilidad no le permiten maniobrar frente a
situaciones adversas, dejando expuestos sus datos y conversaciones afectando su
reputación o creando escenarios contrarios que envuelvan la realidad de la
persona con impactos contrarios en el corto y mediano plazo.
Los factores con calificación
media, activan en la persona una sospecha base sobre la necesidad de proteger
sus conversaciones. Si bien conocen y declaran la reserva sobre los contenidos
compartidos, intuyen que deben conocer más del medio donde conversan y dejan
registro de dichas intervenciones. No están convencidos del todo de la forma
como se custodiarán los diálogos generados, manifestando con regularidad la
necesidad de mantener las restricciones de acceso a los datos.
Cuando los cuatro factores se
valoran como altos sabe que su privacidad es fundamental y demanda que los
participantes asuman la responsabilidad de aquello que dicen y comparten. Si
advierten que no se tienen condiciones claras de acuerdos y respeto por lo
reservado, prefieren retirarse de la conversación, dejando la salvedad de su
retiro, lo que necesariamente debilita la condición de privacidad de las conversaciones
realizadas. Conocen las tecnologías utilizadas de manera general y sus
características de seguridad, por lo cual hacen indicaciones que aseguren una
aplicación homogénea de las mismas para todos los participantes.
Si tenemos una valoración de muy
altos en los cuatro factores, las exigencias de privacidad no son negociables,
se hace evidente que cada participante reconoce las bondades del cuidado de lo
que se dice y la forma como se consulta. Existe un imaginario compartido de
protección que establece las reglas que todos están dispuestos a seguir y que
se ajustan a unos acuerdos y expectativas que previamente se han socializado
dentro de la comunidad que conversa.
Reflexiones finales
El mundo digital e hiperconectado
motiva constantemente al flujo de información, como una forma natural para
configurar sus propias necesidades y dar cuenta de las exigencias de los
mercados actuales y emergentes. En este escenario, la privacidad de las conversaciones
electrónicas cobra una importancia real, habida cuenta que cada persona
establece referentes de protección, que de acuerdo con Patil y Kobsa (2005),
son afectados al menos por cuatro factores.
Tener en cuenta estos factores
nos permite ilustrar de manera intuitiva y empírica algunos perfiles que se
pueden generar en las comunidades digitales que comparten información, como
referentes básicos de comportamientos de los participantes, para comprender
mejor las interacciones que se plantean y los términos que se pueden
identificar en las mismas.
La privacidad como derecho
fundamental, tanto en la vista europea como latinoamericana, frente a la
postura anglosajona leída como un servicio, esto es, como algo que el
interesado paga por tener, contrapone dos mundos y percepciones que dejan en
claro que las personas son las más interesadas para asumir el reto de la
privacidad.
No es una postura proteccionista ni
otra mercantilista la que va a motivar la implementación o no de la privacidad,
sino los acuerdos de las comunidades digitales en internet, como quiera que son
ellas, bajo el influjo de las posiciones de los individuos las que establecen
las condiciones y consecuencias de un uso apropiado de la información.
Entendiendo como apropiado lo que la red de conversaciones haya pactado sobre
al menos los cuatro factores previamente analizados.
Así las cosas, las prácticas de
privacidad a través de los medios informáticos serán siempre afectadas por las
tendencias tecnológicas y presiones de mercado presentes en cada momento, por
lo cual identificar un perfil particular de privacidad será cada vez más
difuso. Al final, parafraseando a Cala (2015, p.114), lo más interesante de la
privacidad a través de los medios digitales radica en que, a pesar de la
ausencia de uno de sus participantes, el resto la defiende y lucha por ella,
haciendo que ésta (la privacidad) nunca pierda el sentido.
Referencias
Patil, S. y Kobsa, A. (2005)
Unconvering privacy attitudes and practices in instant messaging. GROUPS’ 05. Noviembre 6-9. Sanibel
Island. Florida, USA. 109-112.
Cala, I. (2015) El secreto del
Bambú. Una fábula. Nashville, Tennessee, USA: Harper Collins
Español.
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