Introducción
En seguridad
de la información un incidente es un como un punto negro sobre un lienzo
blanco, una marca visible que motiva un juicio de responsabilidades sobre el
ejecutivo de seguridad de la información. Si un incidente se advierte como una
falla al sistema de gestión de seguridad de la información exclusivamente, la
función de seguridad estará restringida en su capacidad de prevención y
anticipación, privilegiando una vista de retrovisor que la puede distraer del
camino que tiene por delante.
La función
de seguridad de la información es un ejercicio permanente de construcción de
confianza (Cano, 2012), a partir de una gestión imperfecta del tratamiento de
la información de las personas de la información. En este sentido no es posible
hablar de una protección en términos absolutos “blanco o negro”, sino en un
rango de posibilidades asistido por circunstancias de operación, que establecen
un contexto de actuación específico, para actuar o no de una manera particular.
Así las
cosas, se requiere establecer el grado de confianza requerido para tomar
acciones en escenarios concretos, lo que supone comprender las situaciones
inciertas del momento, las contradicciones de las condiciones en que se
presentan y sobre manera los objetivos de negocio que están en juego.
En este
sentido, este documento presenta un análisis conceptual de la confianza a
partir de los desarrollos académicos del concepto de paz de los profesores
Muñoz (s.f.) y Jiménez (2014), como punto de partida para comprender la
dinámica de la protección de la información en el contexto de las
organizaciones del siglo XXI.
Cuatro definiciones sobre la paz
Siguiendo
los análisis efectuados por académicos internacionales (Muñoz, s.f., Jiménez,
2014) en temas de paz, se habla de cuatro tipos de “paces”: Paz regulatoria,
paz perfecta, paz imperfecta y paz neutra, las cuales serán el fundamento para
repensar la confianza en la práctica de protección de la información en las
empresas.
La paz regulatoria es la paz construida
sobre las bases y fundamentos de los gobiernos. Es un ejercicio normativo y de
estabilidad fundamentada en una declaración de un estado para formalizar un
tipo de comportamiento requerido y sancionar aquellos que no se encuentren
ajustados con aquellos esperados.
La paz perfecta, de acuerdo con el profesor
Muñoz (s.f.), “es el resultado de una
construcción consciente de una paz basada en la justicia, generadora de valores
positivos y perdurables, capaz de integrar política y socialmente, degenerar expectativas,
y de contemplar la satisfacción de las necesidades humanas”, en otras
palabras, un estado ideal donde todas las personas cumplen sus expectativas y
el estado asegura sus promesas de bienestar y protección.
La paz imperfecta establece reconocernos
como seres imperfectos e inacabados que continuamente vivimos en conflicto,
dados los contextos históricos, sociales, culturales, biológicos que nos
definen y moldean. En este sentido, se hace necesario construir desde la
diferencia aspectos relevantes que generen una convivencia autoorganizada que
balancee aquellos aspectos positivos y otros limitantes que permitan una
construcción más abierta de un entorno “más pacífico” (Muñoz, s.f.).
La paz neutra, anota el académico Jiménez
(2014), busca “procurar que la
convivencia cotidiana se asiente en valores como la empatía, la tolerancia, la
diversidad, la solidaridad, etc.”, es no acelerar o motivar acciones de
conflicto, sino identificarlas y actuar de acuerdo con los valores previamente
mencionados.
Estas cuatro
aproximaciones sobre la paz rompen el paradigma vigente sobre el concepto mismo
permitiendo revisiones que superan los ejercicios de posiciones extremas, para habilitar
un escenario de conversaciones enriquecidas, donde la construcción y
reconocimiento del otro suman para desarrollar contextos más participativos e
incluyentes.
Repensando la confianza en la
protección de la información
Considerando
estas posturas sobre la paz, podemos hacer una lectura isomorfa de lo que
significa la confianza en el ejercicio de seguridad de la información, en el
entendido que la esencia de la práctica de protección siempre se encuentra en
conflicto natural con la dinámica del negocio y los nuevos retos que traen la
implementación de tecnologías emergentes.
Por lo
anterior, se detallan a continuación cuatro distinciones de confianza:
confianza regulatoria, confianza perfecta, confianza imperfecta y confianza
neutra.
Figura 1 Cuatro tipos de
confianza (Autoría propia)
La confianza regulada, es el resultado de
un contexto de cumplimiento regulatorio y normativo que induce un
comportamiento específico. Las normas y guías de actuación se convierten en
focos de verificación, cuyos resultados pueden tener consecuencias favorables o
desfavorables para los individuos, como quiera que el gobierno de la seguridad
de la información tiene la capacidad de afectar aspectos personales y variables
propias del desempeño de los empleados.
La
estabilidad de esta confianza está basada en el ejercicio de control y
verificación que establece la organización, que generalmente es una indicación
de mando, donde el error es causal de posturas restrictivas y acciones que
imponen una sanción. La confianza se asume como predictibilidad de
comportamientos, los cuales están asistidos por la adhesión a la norma, que es
lo que normalmente se espera de un empleado dentro de una organización.
La confianza perfecta es el ejercicio de
consciente y concreto que las personas efectúan para proteger la información.
Una declaración de apropiación real y clara del entendimiento de la información
como activo, situación que hace que los comportamientos esperados sobre la
protección de las personas se dan de manera natural y cualquier falla o falta
se reporta como parte esencial de la práctica de seguridad, la cual reconoce el
error como una oportunidad de aprendizaje, que potencia y nutre el imaginario de
seguridad de la información propio de la empresa.
La
estabilidad de esa confianza se da en el ejercicio de la pedagogía del error,
donde la fuerza de la práctica se encuentra en los aprendizajes y
desaprendizajes que las personas tienen en situaciones y contextos distintos,
lo que permite un proceso de enriquecimiento de saberes previos de los
individuos sobre la seguridad, que finalmente se ve reflejado en un
fortalecimiento del cortafuego humano.
La confianza imperfecta es el
reconocimiento que los comportamientos de las personas son inestables. Es
comprender que las circunstancias, los contextos y contradicciones motivan
actuaciones que pueden ser contrarias a lo esperado, una lectura de umbrales de
tolerancia a fallas que sabe de la naturaleza limitada de las personas y la
tendencia al error, que invita más a la reflexión y confrontación de sus
propias actuaciones, para construir en conjunto con otros y cerrar cada vez más
los umbrales de falla, hasta definir aquel que es aceptado y tolerado por la empresa.
La
estabilidad de esta confianza está en el entendimiento y estrategias que tiene
la organización para actuar cuando los umbrales se superan y cómo desarrolla su
capacidad de recuperación y resistencia ante la inevitabilidad de la falla. La
estabilidad no se ve como un rango estático de compromiso de la organización,
sino como una vista dinámica de la evolución del imaginario de protección que
la empresa moldea con sus decisiones y aseguramiento de prácticas de acuerdo
con sus propias necesidades.
Finalmente,
la confianza neutra es una postura
preventiva que advierte la condición insegura de forma anticipada y toma las
acciones necesarias para evitar o distanciar la materialización de los eventos
no deseados que se provocarán por actuar de forma insegura. Esta confianza,
define un comportamiento natural de monitoreo y valoración de riesgos, que
mantiene un mínimo de paranoia bien administrada en la persona, que pueden
inhibir actuaciones de las personas ante situaciones inestables o dinámicas.
La estabilidad
de la confianza neutra es el nivel tolerancia que tienen los participantes de
la comunidad frente al tratamiento de la información. Una apuesta por conectar
y sintonizar expectativas de los participantes sobre las brechas de seguridad
de la información posibles, las cuales son conversadas y compartidas para
construir saberes enriquecidos que son leídos y ajustados desde las posturas
particulares, haciendo una red de conocimiento que se fortalece con las
lecciones aprendidas, más que con las sanciones aplicadas.
Estos cuatro
tipos de confianza establecen un marco de análisis de las apuestas que las
organizaciones hacen respecto de la protección de la información. Por un lado,
cada una de ellas tiene como centro los comportamientos de los individuos y la
forma como los resultados de los mismos afectan la esencia misma de la
protección. Es posible asumir una postura de la pedagogía del éxito donde el
error es un resultado que deben ser evaluado o juzgado según el impacto que se
ha ocasionados o tomar la falla como parte del proceso que permite sintonizar
una práctica respecto de lo que la organización espera.
Los cuatro
tipos de confianza revelan la tolerancia que las empresas deben construir para
mantener o elevar la apropiación de las prácticas como quiera las personas
tendrán una tendencia natural al error. En este sentido, las organizaciones
definen y aceptan un nivel de riesgo concreto, para el cual preparan su
estrategia de respuesta ante la materialización del mismo. Lo anterior supone
una postura de aprendizaje que no solo sabe y conoce sus propias limitaciones,
sino que se enriquece los saberes de los individuos para que, ante situaciones
inciertas, puedan tomar decisiones ajustadas con los fundamentos de la
protección y las expectativas de la corporación.
Implicaciones para la función de
seguridad de la información
Si la
función de seguridad de la información se debe a la construcción de confianza,
las empresas y sus definiciones de seguridad deben establecer qué tipo de
confianza quieren construir, para poder afinar la estrategia de seguridad y
control que responda con esa condición particular esperada de los
comportamientos de las personas.
Ignorar la
naturaleza normal del error, creer que es posible un aseguramiento ciento por
ciento, aceptar que la respuesta a la seguridad es eminentemente tecnológica y
aceptar que en seguridad las cosas son blanco o negro, es condenar las
organizaciones a una vista estática, predecible y estable, la cual dista de la
realidad vigente, creando crisis internas innecesarias cuya respuesta natural
es la sanción y el castigo ejemplarizante como estrategia para modificar
comportamientos de las personas.
Como se
puede observar el concepto de confianza no es único como el de la paz, se
tienen matices que procuran un entendimiento diferenciado. Así como la paz no
es necesariamente ausencia de conflicto o confrontación, la confianza no es
ausencia de error o inestabilidad, todo lo contrario, es un ejercicio que se
construye a partir de la falla y del reconocimiento de la capacidad de mejora
continua y discontinua de las personas, para hacerse más resistente a la
inevitabilidad de la falla.
Confiar en
que otra persona va asegurar un adecuado tratamiento de la información, no
supone una confianza perfecta, sino una práctica imperfecta o perfectible, en
la medida que es posible prevenir o actuar con un margen de error conocido y
unos impactos delineados, como pilares de la formulación de umbrales de riesgo
para los cuales tanto individuos como empresa deben estar preparados para
continuar su espiral ascendente de aprendizaje o desaprendizaje.
Si lo
anterior es correcto, la confianza es una propiedad emergente de la ejecución
de las prácticas de seguridad y control de las personas en la organización, es
decir un tejido de expectativas conocidas y renovadas, desde las conversaciones
para la acción de los grupos de interés, que
entiende que la protección de la información es un ejercicio de
confianza imperfecto, que no busca la invulnerabilidad, sino el aprendizaje
permanente de los involucrados para alcanzar en cada momento un nivel de
cumplimiento de acuerdo con el mandato de los cuerpos colegiados.
Así las
cosas, en todo aquello que se confía, tendrá de forma inherente la semilla de
la vulnerabilidad, como quiera que si dejamos de sospechar o preguntarnos sobre
eso en lo que confiamos, se creará el entorno natural para que crezca la
inevitabilidad de la falla y cambie la lectura del entorno.
Por tanto,
las prácticas de seguridad y control deben leer y afinar los tipos de confianza
que se quieren desarrollar, habida cuenta que de no hacerlo se podría
comprometer la imagen de la empresa, generar comportamientos ocultos, lectura
no apropiadas de la normatividad y sobre manera un ambiente de inestabilidad
jurídica y práctica que no comunica a los grupos de interés un mensaje
homogéneo y sincero.
Reflexiones finales
Hablar de la
confianza en un escenario empresarial, es una condición básica para la
actuación de los empleados y los ejecutivos en el desarrollo de su modelo de
generación de valor. No es un concepto utópico, es decir, irrealizable o
inalcanzable, sino eutópico, que es posible y que puede ser realizable (Calvo,
2016), una apuesta no por el proceso, sino por la capacidad de las personas
para aprender y desaprender ante situaciones inciertas e inestables, como
fundamento de una práctica imperfecta en su hacer, pero perfectible en su
diseño.
Hablar de la
protección de la información es concretar una distinción de confianza
imperfecta, donde las personas habilitan su capacidad creativa en un contexto
definido, para actuar de acuerdo con las expectativas de aseguramiento que la
empresa espera. Es claro que no siempre se tendrán las mejores decisiones, pero
lo que sí es posible lograr, es superar la ilusión de la certeza, motivando
novedosas aproximaciones de protección de los datos que estén fuera de los
referentes conocidos.
De otro lado,
una confianza regulada, basada en la repetición no razonada de reglas,
resultará estéril. Este tipo de confianza entiende a las personas como un
repositorio de información, que deben utilizar actuar ante ambientes ciertos donde
la respuesta está dada; una apuesta que no contempla umbrales de error para los
empleados, creando ambientes donde aprender no es una opción. En este
escenario, no es posible pensar de forma diferente dada la necesidad de
asegurar un comportamiento esperado, que permita a la empresa una posibilidad
cierta de control sobre las acciones de sus procesos y resultados.
En consecuencia,
proteger la información en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo
(Johansen, 2009), consiste en “respetar y promover el derecho a equivocarse”,
una alternativa novedosa y discontinua que implica crear un tejido fino de “relaciones
holísticas y sinérgicas” (Calvo, 2016) para armonizar los estándares conocidos
de aseguramiento, con la necesidad de aprender y desaprender propia de las
organizaciones y los seres humanos.
Así las
cosas, la protección de la información demanda un ejercicio de balance entre “contrarios”:
“saber-ignorancia”, “orden-caos”, “confusión- comprensión”, “inseguridad-seguridad”,
para definir una vista que privilegie un flujo de reflexiones del uno al otro,
donde, como afirma el profesor Calvo (2016, p.54) “lo distinto es acogido en su
diferencia, antes que excluido por su oposición”.
Referencias
Calvo, C. (2016) Del mapa escolar al territorio educativo. Disoñando la
escuela desde la educación. La Serena, Chile: Editorial Universidad de la
Serena.
Jiménez, F. (2014) Paz neutra: Una ilustración
del concepto. Revista de Paz y Conflictos.
Instituto de la Paz y los Conflictos. Universidad de Granada. 7. 19-52.
Recuperado de: http://revistaseug.ugr.es/index.php/revpaz/article/view/1806/2627
Muñoz, F. (s.f.) La paz imperfecta ante un
universo en conflicto. Instituto de la Paz y los Conflictos. Universidad de
Granada. Recuperado de: http://www.ugr.es/~eirene/publicaciones/Imperfecta.pdf
Cano, J. (2012) El negocio de la seguridad de
la información. Revelando la potencialidad de un concepto. ISACA Journal. Vol. 4. Recuperado de: http://www.isaca.org/Journal/archives/2012/Volume-4/Pages/JOnline-El-Negocio-de-la-Seguridad-de-la-Informacion-Revelando-la-Potencialidad-de-un-Concepto.aspx
Johansen, B. (2009) Leaders Make the Future: Ten New Leadership Skills for an
Uncertain World. San Francisco, USA: Berrett-Koehler Publishers.
Asi las cosas, una pregunta inevitable en el establecimiento de la confianza imperfecta será mantener una postura adecuada o cómoda con la inseguridad de la informacion.
ResponderEliminarVery good piece.Thanks for sharing.
ResponderEliminarLlevándo a la práctica que me genera la lectura, en cada cuadrante podríamos ubicar de acuerdo con una maduréz perceptible, a las organizaciones o grupo de organizaciones por ejemplo en el contexto local de nuestro País? O en un contexto más íntimo, propio de una sola organización, por sus procesos?. Gracias.
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