Introducción
Las amenazas
globales relacionadas con ciberataques que han sido portadas de múltiples
medios de comunicación a nivel internacional, han modificado de alguna manera
la lectura de la protección de la información y de los negocios, en un contexto
cada vez más digitalmente modificado. Las organizaciones empiezan a comprender
que la dinámica de los negocios actuales está ampliamente marcada por la
conectividad, las integraciones y la generación de datos alrededor de aquellos
objetos físicos de interés de los clientes, donde es posible crear nuevas
oportunidades y experiencias distintas.
Esta nueva realidad
digital pone de manifiesto la necesidad de comprender cómo la tecnología de
información es capaz de repensar un escenario, producto o servicio, para
conectar una expectativa del cliente, con la posibilidad de alcanzar un nivel
de entendimiento diferente de su entorno para anticipar decisiones y satisfacer
sus propias necesidades. Los dispositivos actuales como las i-glass, los
i-watch, los parches electrónicos, la ropa digital, entre otros, muestran que
hay un nuevo lenguaje que construye un imaginario distinto sobre el impacto de
la tecnología en la sociedad y las empresas.
Lo anterior, recaba
en uno de los retos que el Foro Económico Mundial establece frente al reto de
la transformación digital (WEF, 2017) a nivel global, donde la seguridad y la
privacidad de la información configuran un desafío y una oportunidad para
comprender el nivel de incierto que tanto las personas como las organizaciones
quieren comprender y aprovechar, así como mitigar y asegurar cuando se modifica
tecnológicamente la realidad donde se opera.
Bajo este entendido,
los recientes ataques de WannaCry y Petya, han marcado un punto de quiebre en
sectores como el de la salud, donde se han venido haciendo grandes inversiones
para automatizar el proceso de atención con los pacientes, con el fin de hacer
más eficiente y trazable cada uno de los procedimientos que se aplican y así
asegurar la información y el seguimiento de cada una de las tareas de los
médicos tanto en hospitales como en clínicas especializadas.
Si hay algo
particularmente relevante en este ambiente modificado por los avances
tecnológico es el aprendizaje. Por tanto, el sector salud, deberá desarrollar
rápidamente una cultura orientada al aprender, al experimentar y probar en
estos entornos, para concretar de forma ágil las promesas de valor de las
incorporaciones tecnológicas que ha venido haciendo de forma sistemática
durante estos últimos años, que le permitan priorizar mejor sus prácticas
emergentes de seguridad y ciberseguridad (Perakslis, 2014).
En razón con lo
anterior, este documento presenta una breve reflexión sobre el “despertar” que
está teniendo la medicina moderna, las “cuarentenas” electrónicas que se han
creado y sobremanera el llamado a toda la comunidad médica sobre la
responsabilidad de educarse alrededor del nuevo escenario de amenazas que tiene
este sector, que demanda incorporar una serie de nuevas prácticas que le
permitan mantener la “salud digital” de los hospitales y clínicas, como un
nuevo concepto de “salud” que amplía y cuida el bienestar de los pacientes
ahora en un entorno digitalmente modificado.
Panorama de amenazas informáticas en el sector salud
Tradicionalmente
sectores como la banca, los gobiernos y las grandes superficies han sido
afectados directamente por ataques a su infraestructura y procesos de negocio,
creando desconcierto e inestabilidad en sus operaciones. Frente a esta
realidad, estos sectores han incorporado prácticas internacionales referentes
de seguridad y control, que le permiten moverse con relativo margen de acción,
habida cuenta que estas configuran un marco general de debido cuidado que
limita sus responsabilidades frente a la inevitabilidad de la falla.
En el sector salud,
si bien la tecnología de información se ha venido incorporando de forma
acelerada, no así las prácticas de protección de la información, creando un
imaginario generalizado sobre una seguridad inherente o por defecto en las
implementaciones de la infraestructura que se incorpora para dar soporte a los
procesos de gestión de las instituciones médicas, temática que termina siendo
responsabilidad de los profesionales de tecnología de información.
Eventos recientes
relacionados con ataques masivos a nivel internacional, que cobraron múltiples
víctimas en el sector salud, revelan que dicho sector ha incorporado
tecnologías de información, pero poco de las prácticas propias de la gestión de
las TICS. Estos hechos manifiestan un escenario de alta exposición en términos
de vulnerabilidades de seguridad y control, no solamente en el contexto de los
dispositivos médicos, sino de las interfases que se viene integrando en el
ejercicio de sistematización propio del sector (HCCSTF, 2017).
Al igual que en
otros sectores, los sistemas de administración de salud deben comprender que
cualquier incorporación de tecnología de información en su segmento de negocio,
debe responder al reto de una transformación digital, que asistida desde la
vista de los ejecutivos de primer nivel, establece un cambio en la manera como
se concibe la “atención de los pacientes” y la forma como se configura el
concepto de “salud”.
En consecuencia, las
amenazas propias de otros sectores de la economía, como son la fuga de
información, la pérdida de datos, la suplantación de identidad, la denegación
de servicios, la modificación no autorizada de datos, el acceso no autorizado a
la infraestructura, el secuestro de datos, el malware elaborado a la medida y
los atacantes internos, encuentran en el sector salud, una oportunidad para
manifestarse, dado un entorno donde la concientización de la protección de la
información en el personal médico es baja, y se encuentra delegada en los
profesionales de TI que apoyan desde la infraestructura tecnológica (Ponemon,
2017).
Si esta condición
permanece y se afianza en el sector, dada la dinámica actual del mismo, la
probabilidad de que se manifiesten “cuarentenas informáticas”, es decir,
desconexiones de la red de datos de dispositivos o segmentos de clínicas u hospitales
para controlar posibles “pandemias informáticas” que comprometen la operación y
sobremanera los datos y salud de los pacientes, estaremos advirtiendo un deterioro
de la confianza en la atención de los servicios médicos y una mayor exigencia
de los pacientes en el cuidado de su información al usar dispositivos
digitalmente modificados.
El cuidado de la “salud digital”. El nuevo reto del
sector salud
La medicina desde la
antigüedad ha sido una práctica permanente, no solamente por cuidar del estado
de bienestar de las personas, sino por contar con un plan preventivo y de
monitoreo sistemático, que permita mantener un registro cercano de la evolución
del cuidado de las personas.
En este sentido,
conforme se fue incorporando tecnología de información y comunicaciones a la
práctica de los médicos, el concepto de salud igualmente fue evolucionando, sin
que los galenos en su práctica lo hubiesen notado. La agilidad y facilidad para
contar con la información de las pruebas diagnósticas, la automatización de los
laboratorios clínicos, la sistematización de los procesos administrativos, el
concepto de expediente electrónico entre otras cosas, establecieron un nuevo
entorno y referente de la dinámica de la medicina, que recaban en algunos
aspectos fundamentales y claves como son, entre otros: el tratamiento de
información sensible, la transmisión de estos datos por canales inseguros, la
cultura de protección de la información y la integración entre dispositivos
médicos, las personas y la infraestructura tecnológica.
En este sentido, se
pasa del cuidado de la salud física y emocional de un paciente, a proteger y
asegurar la “salud digital” de una persona, es decir, la aplicación de los
conceptos propios de la práctica de seguridad de la información para “cuidar y
salvaguardar” la identidad digital de una persona, en el contexto de la
dinámica de la administración de la salud. Un ejercicio de “bienestar extendido”,
que no solo cuida de la integridad física y mental de un paciente, sino de la “vida
digital” de un ser humano, representada en sus datos y la forma como se le da
un adecuado tratamiento (ver figura 1).
Figura 1. Conceptualización de la salud digital
Los médicos y demás
profesionales de la salud, debe acelerar su “despertar” de la inercia propia
del ejercicio de su destacada práctica, para apropiarse, concientizarse y
cumplir con las nuevas exigencias de un entorno cada vez más competitivo y
digitalmente modificado. Sin perjuicio que los procedimientos médicos cambien y
sea repensados con tecnología, es importante advertir la alta responsabilidad
de que tienen los galenos en este nuevo milenio cuando de ordenar la
incorporación o implante de dispositivos médicos en las personas se trate, sin
mediar la gestión de riesgos correspondiente inherente a uso de esto
dispositivos.
Por tanto, las
prácticas de gestión de tecnologías de información y comunicaciones, así como
la cultura de protección de la información, basada en el ciclo de vida de la
información, deberán ser incorporadas rápidamente, para hacer más resistente al
sector frente a las amenazas y riesgos propios del aumento de su nivel de
densidad digital, es decir creando flujos e interfases de información entre los
objetos físicos e infraestructuras tecnológicas, donde información sensible se
transmite, sin considerar aspectos claves como la protección de los datos
personales y el aseguramiento de los mismos.
Así las cosas, la
salud de los pacientes en el contexto actual, no sólo responde a la agilidad y
los servicios que éstos puedan derivar de las nuevas propuestas digitales que
cambien el paradigma de la atención de los médicos, sino de la forma como se
cuide y monitoree la “salud digital” de las personas que saben y confían que su
salud física, mental y digital hacen parte de la lectura de su médico de
cabecera.
Incorporando prácticas de seguridad y control
conocidas en los entornos de la administración de salud
El reciente reporte
de la Healthcare Information and
Management Systems Society (HIMSS) sobre la ciberseguridad en el sector
sanitario en los Estados Unidos de América, ilustra una creciente incorporación
de prácticas de seguridad y control en el sector salud, dado el nuevo escenario
digital y tecnológicamente modificado, y los frecuentes reportes de brechas de
seguridad en hospitales y clínicas a nivel global.
Entre otros temas
que indica el mencionado reporte, se pueden observar tendencias que revelan un
marcado interés para avanzar en las temáticas de seguridad y control como son
las siguientes: (HIMSS, 2017)
- Contar con un CISO (Chief Information Security Officer) como parte del apalancamiento de la dinámica de protección de la información sensible del sector.
- Contar con un programa de valoración del riesgo del “atacante interno” como una forma de disuadir a los posibles agresores y disminuir aquellas acciones no intencionales que terminen afectando la información de los pacientes.
- Adelantar al menos una vez al año una valoración del riesgo de seguridad de la información, así como un entrenamiento de concientización entre todo el personal médico y administrativo de la institución de salud.
- Desarrollar pruebas de vulnerabilidades sobre la infraestructura que soporta tanto la gestión administrativa de la institución de salud, focalizado en la “salud digital” de la información de los pacientes, así como de los dispositivos médicos disponibles con los proveedores respectivos.
- Incorporar y aplicar marcos de gestión de tecnología de información y seguridad de la información generales (como los ISO, las guías del NIST y COBIT), así como aquellos específicos de la industria como HITRUST (https://hitrustalliance.net/) o HIPAA - Health Insurance Portability and Accountability Act de 1996 (https://www.gpo.gov/fdsys/pkg/CRPT-104hrpt736/pdf/CRPT-104hrpt736.pdf).
Este panorama
habilita un nuevo marco de debido cuidado que las instituciones de salud deben desarrollar, como quiera que no hacerlo, implica arriesgarse a incumplir con
las regulaciones que de manera sistemática vienen surgiendo en el sector y lo
que es más delicado, perder la confianza de los usuarios de los servicios
médicos frente a la protección y cuidado de su bienestar extendido bajo el
concepto de “salud digital”, la cual responde a una visión holística del
bienestar en el contexto de una sociedad digital como la actual.
En este sentido, se
hace imperativo que el sector salud, adopte rápidamente una postura de
seguridad y protección de la información acorde con los tiempos actuales y sus
riesgos vigentes, que incluya al menos las siguientes prácticas: (Dunlap y
Beth, 2017)
- Definir el gobierno y liderazgo de la práctica de ciberseguridad y seguridad de la información de alcance transversal a la institución.
- Incrementar la resiliencia digital de las operaciones de la administración de salud, así como de los dispositivos médicos disponibles.
- Aumentar la apropiación y concientización en el sector de la salud, sobre los retos y riesgos de seguridad y control propios de una práctica médica digitalmente modificada.
- Diseñar e incorporar mecanismos de seguridad y control para proteger los resultados de la investigación y desarrollo que se hacen en el sector, de los ataques y estrategias de inteligencia o espionaje asistida bien por terceros o pagados por naciones.
- Compartir información sobre brechas de seguridad, vulnerabilidad y estrategia de mitigación disponibles en el sector, que aumente la capacidad de respuesta y atención de incidentes en el contexto de la salud.
Cuando en 2015 la
agencia federal norteamericana de control de alimentos y medicamentos (con su
sigla en inglés FDA – Federal Food and
Drugs Administration) y el Departamento de Seguridad Nacional con su equipo
de atención de emergencias cibernéticas en sistemas de control industrial (en
inglés ICS-CERT) alertaron sobre posibilidad de que un atacante pudiese remotamente
tener acceso a un equipo de administración de medicación terapéutica como una
bomba de infusión y de forma similar en enero de 2017, se advierte sobre la manipulación
de la radiofrecuencia de un dispositivo médico electrónico cardiaco implantado
(Gordon, Fairhall y Landman, 2017), la
práctica de la salud tradicional, sufre un punto de inflexión que cambia la
forma como se concibe la protección de la información de las personas en el
contexto de la salud.
De igual forma, el
12 de mayo de 2017, cuando un profesional del servicio de nacional de salud del
Reino Unido abre un correo electrónico habilitando la ejecución de un código
malicioso que explota una vulnerabilidad conocida en un sistema operativo de
Microsoft, denominado “WannaCry”, cifrando los datos de su computador,
bloqueando a otros usuarios y expandiéndose por la red de dicho servicio nacional
(Clarke y Youngstein, 2017), cambia la manera como la medicina moderna entiende
la digitalización de sus procesos y procedimientos, para recabar ahora en
nuevas prácticas de aseguramiento de información e infraestructura tecnológica que
antes no eran visibles al ejercicio de la salud de los pacientes.
La seguridad de la
información, representada en la práctica de protección de la información y
controles tanto tecnológicos como procedimentales marcan una nueva frontera en
la gestión de la salud en sus diferentes ámbitos. De igual forma, la
ciberseguridad empresarial e industrial, recaba de igual forma en este sector,
advirtiendo sobre los nuevos riesgos y amenazas que se tienen cuando se
habilitan dispositivos médicos terapéuticos que generan interfases y flujos de
información, hacia sistemas de información a través de conexiones alámbricas o
inalámbricas, creando entornos más vulnerables cuando allí se carecen de las
mínimas condiciones de operación confiables requeridas para estos casos.
Así las cosas, el
sector sanitario al aumentar su conectividad y digitalización, no solo
incrementa las oportunidades para crear inteligencia en el hardware y otros
objetos, que permitan cerrar la brecha entre lo digital y el mundo físico (WEF,
2016), sino que desarrolla un nuevo ecosistema digital donde los flujos de
información sensible, la medicación electrónica sobre el cuerpo humano y el
monitoreo remoto sobre la condición de los pacientes, son la base para
conceptualizar un cuidado inteligente y responsable por cada una de las
personas.
Bajo este entendido,
la conectividad se convierte en un aliado de la promesa de valor digital de la
salud y al mismo tiempo un reto de marca mayor, donde la protección de la
información de las personas se configura como un activo digital clave para
fundamentar la confianza de los clientes del sistema de salud actual y futuro.
Por tanto, ser
requiere un “despertar” por parte de los profesionales de la salud en sus
diferentes especialidades, para observar y advertir las nuevas realidades de su
profesión, donde no solamente los saberes disciplinares son los que hacen la
diferencia, sino el ejercicio de construcción transdisciplinar que exige el
mundo digital, donde lo que está en juego no es un servicio de prestación de
salud tradicional, sino la vida de una persona que ahora está conectada a un
ecosistema digital en el cual hay que cuidar no solo su salud física y mental,
sino su “salud digital”, entendida desde el cuidado de la persona en su
bienestar físico y digital asociado con un dispositivo digitalmente modificado
y sus integraciones tecnológicas.
Referencias
Clarke, R. y
Youngstein, T. (2017) Cyberattack on Britain’s National Health Service – A
wakeu-up call for modern medicine. The
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Dunlap, S. y Beth,
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due for a checkup. New Hampshire Business Review. Recuperado de: http://www.nhbr.com/July-21-2017/Healthcare-cybersecurity-is-due-for-a-checkup/
Gordon, W., Fairhall, A. y Landman, A. (2017) Threats to
Information Security — Public Health Implications. The New England Journal of Medicine. 1-3. Doi: 10.1056/NEJMp1707212
HCCSTF – Healthcare cybersecurity
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Recuperado de: http://reports.weforum.org/digital-transformation/wp-content/blogs.dir/94/mp/files/pages/files/dti-executive-summary-website-version.pdf
Buen dia Jeimy, espero lea mi comentario, me gustaria establecer contacto con usted, soy de Honduras, me encuentro realizando mi maestria en gestion de las tecnologias y ya estoy trabajando en la tesis, la cual la estoy desarrollando sobre el tema de la informatica forense en el pais, y me serian de mucha ayuda algunos comentarios suyos. He seguido sus libros, y se que es usted alguien muy conocedor del area. Saludos Cordiales.
ResponderEliminarExcelente articulo. seguidor de sus libros.
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